07 junio 2016

La cata del vino: El olfato (3ª parte)

   
    Como ya sabemos, la fase olfativa es la más complicada y a la vez la mas importante por que en ella se identifican el mayor numero de aspectos de un vino. La variedad de la uva, el año de la vendimia, el proceso de fermentación, la crianza en barrica o el tiempo de botella antes de abrirla influyan a la hora de percibir determinados aromas. Hay dos caminos diferentes que utilizamos a la hora de apreciar los aromas de un vino. La vía nasal y la vía retronasal.

    La vía nasal es la vía común, y la usamos cuando olemos un vino simplemente acercando la copa a la nariz. Para poder percibir una mayor cantidad de aromas agitaremos la copa con un movimiento circular para que los vapores se liberen y así cuando aspiremos, esos aromas ascenderán por nuestra vía nasal.

    La segunda vía es la retronasal y por esta vía percibimos los aromas cuando tragamos el vino. Al tragar el vino, la liberación de aromas se intensifica al aumentar la temperatura del este y a la vez se expresa todavía con mas fuerza por el simple hacho de tragarlo. Los vapores liberados recorren  la boca, la laringe y llegan de manera interna hasta la nariz.

    La información que nos ofrecen las diferentes tonalidades de color del vino es limitada y el sentido del gusto no llega al nivel de precisión que el sentido del olfato. en la fase olfativa podemos apreciar aromas de tipo animal, vegetal, floral, frutal, especiados, balsámicos, etc...  Existen tanta diversidad de olores que resulta muy complicado localizarlos todos, por eso los tipos de aromas descritos anteriormente son muy importantes para catar un vino como muestra este gráfico.

     





    Hoy os hablaré de un excelente Ribera del Fuero que gracias a un familiar he tenido y tengo todavía la posibilidad de disfrutar. El vino en cuestión es Pago de Carraovejas crianza 2009, y ya en la fase visual se muestra esplendido con colores rubís y granates,  con ribete anaranjado. Vino de capa media alta que se muestra elegante en la copa.

    En la nariz se muestra intenso, complejo pero a la vez goloso con aromas de montes y hojarasca mojada mezclados con tonos de café y toffe. En boca posee un inicio potente y recio típico de un Ribera para pasar a expresarse en todo su esplendor. Taninos sombríos y aterciopelados con sabor a regaliz y notas fuertes de tostados. Madera muy presente y un bouquet muy alto. Excelente vino. 







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